En tiempos donde las organizaciones invierten millones en transformación digital, nuevas metodologías y sofisticadas herramientas […]
Publicado el 27/08/2025 por Silvina Demattei
En tiempos donde las organizaciones invierten millones en transformación digital, nuevas metodologías y sofisticadas herramientas tecnológicas, existe un recurso silencioso —y, paradójicamente, el más determinante— que sigue siendo subestimado: el desarrollo humano.
El coaching organizacional y ejecutivo no es simplemente un “acompañamiento blando” ni una moda pasajera de management. Es, en realidad, la arquitectura invisible que habilita a que la estrategia suceda, que los equipos funcionen con agilidad real y que los líderes encuentren la lucidez necesaria para tomar decisiones en medio de la complejidad.
El coaching organizacional apunta a la eficacia sistémica: ayuda a que los equipos destraben fricciones, alineen propósito con resultados y transformen la cultura del “cumplimiento” en la del “compromiso”. El coaching ejecutivo, en cambio, opera en un nivel profundamente estratégico: conecta al líder con su capacidad de influencia, lo desafía a soltar automatismos y lo alinea con un liderazgo consciente, capaz de sostener organizaciones adaptativas y sostenibles.
En la era de la hipercompetitividad, donde lo técnico se vuelve rápidamente obsoleto, la ventaja competitiva ya no está en el conocimiento que se acumula, sino en la forma en que líderes y equipos piensan, conversan y deciden juntos.
El coaching, lejos de ser un “beneficio extra”, es la inversión que permite a las empresas navegar la incertidumbre sin fracturas internas, potenciando la innovación, la resiliencia y la velocidad de respuesta. Hablamos de avanzar hacia un Liderazgo evolucionado donde los ejecutivos dejan de “dirigir” para empezar a “facilitar” la transformación.
El coaching organizacional y ejecutivo no es un lujo ni una moda, es la infraestructura humana de la estrategia. En un contexto donde los negocios se redefinen a velocidad exponencial, las empresas que lo entienden marcan la diferencia: no solo sobreviven, sino que prosperan. Quizás la verdadera pregunta no sea “¿podemos invertir en coaching?” sino “¿podemos permitirnos no hacerlo?”.
Silvina Demattei, Abogada, Consultora en Transformación Organizacional y Coach Ejecutiva
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.