El dialogo fluido entre distintos actores del oficialismo, como Guillermo Francos y Santiago Caputo, con […]
Publicado el 26/09/2025 por Juan Pablo Kavanagh
El dialogo fluido entre distintos actores del oficialismo, como Guillermo Francos y Santiago Caputo, con la cúpula de la CGT entró en pausa. La crisis económica, las elecciones y las amenazas de parte del oficialismo de encarar una reforma laboral y sindical sin anuencia de la central fueron factores que desencadenaron que la relación se enfríe, sin horizontes de descongelamiento.
En la calle Azopardo no piensan romper los puentes institucionales que hoy están en pie entre el sindicalismo y el Gobierno. Hoy, Gerardo Martínez es el representante gremial en el Consejo de Mayo, el órgano que impulsó la administración Milei para tratar reformas de gran escala. Pero eso no significa que se avalen los planes en material laboral y gremial que Javier Milei quieren implementar a partir del 11 de diciembre, con el recambio legislativo.
Un cacique sindical ya sabe que el oficialismo tiene listos proyectos que califican de “regresivos” para los trabajadores, como la posibilidad de fraccionar vacaciones y licencias. O el que elaboró el diputado Santiago Santurio (La Libertad Avanza) que consagra la autonomía para los empleados de plataformas digital sin convenio colectivo de trabajo ni intervención estatal. Un texto que para la CGT “consagra la uberización de trabajo”.
Incluso, está en el radar cegetista el que consideran “más grave”: el que tiene listo el senador libertario Juan Carlos Pagotto que busca limitar las reelecciones de los secretarios generales, hoy ilimitadas según la ley de Asociaciones Sindicales. “Siguen vendiendo proyectos y reformas pero no vamos a tolerar ni una”, avisan en la CGT sobre los planes oficiales.
Otro dirigente de relevancia eleva aún más el tono y promete conflictividad al extremo si existen avances en material laboral. Pero anticipa dificultades en la gestión Milei tras el 26 de octubre. Básicamente, porque cree las elecciones nacionales no tendrán buenos resultados para la boleta violeta y no habrá fuerza legislativa de color violeta en el Parlamento para acelerar los cambios que pretenden.
La situación de las bases es otro tema que los cuadros principales miran con preocupación. La conflictividad creció sustentada en salarios a la baja con paritarias pisadas en el 1% mensual, aumentaron los despidos y los retiros voluntarios se volvieron moneda corriente en muchas actividades, como Alimentación. Lo que lleva a que empleados pidan que las cúpulas empiecen a activar resistencia.
Con otro riesgo adicional: que los oficialismos gremiales tiemblen, como pasa en el gremio de Alimentación que este viernes acude a las urnas con serias chances de que la oposición destrone a la lista de Rodolfo Daer tras 41 años. Para la CGT, es todo un síntoma de que el modelo económico “no va más” y que lo sucedido en la provincia de Buenos Aires lejos está de ser una casualidad.
En ese sentido, todo el proceso electoral sirvió para que el movimiento obrero se aglutine detrás del peronismo, sobre todo del ala de Axel Kicillof, como se vio en territorio bonaerense. En la Casa Rosada, pese a este panorama, confían en que el jefe de Gabinete y el asesor presidencial Caputo pueden tender puentes para bajar la tensión entre las partes. Pero del lado de los ministros Luis “Toto” Caputo y, sobre todo, de Federico Sturzenegger, no piensan lo mismo y piden acelerar cambios de forma urgente y de manera radical.
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